Google, Facebook y el poder de la radio

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Google y Facebook lo saben todo.

Hoy me encuentro en la hermosa Ciudad de México. Ellos conocen exactamente la dirección de la casa desde donde escribo este artículo. Saben dónde estuve ayer, cómo me desplacé de mi casa al aeropuerto, en cuál aerolínea viajé. También saben qué noticias leí esta mañana; qué planes tengo para mañana.

Google y Facebook saben qué música escucho, qué tiendas visito, a quién le envío un correo electrónico, cuándo lo envío, cuánto dinero tengo en el banco, a qué hora me acuesto, a qué hora me levanto, cuál es mi frecuencia cardiaca, qué problemas médicos creo tener  y qué problemas médicos tengo realmente.

Al buscar en Internet, los resultados que Google me entrega están completamente ajustados a mis intereses y esconde cosas que cree que no tienen valor para mí.

De la misma forma, Google me presenta todos los días una lista de noticias seleccionadas especialmente para mí. De esta forma, solo me entero de lo que Google cree que me interesa.

Sus algoritmos son quienes definen mi agenda noticiosa.

Por su parte, Facebook sabe a dónde voy, con quién hablo, quiénes son mis amigos. Facebook sabe cuántos años tengo, si me siento feliz o triste.

Facebook sabe dónde vivo, y utilizando inteligencia artificial basada en las historias que leo y las conversaciones que tengo, Facebook puede determinar incluso por quién votaría.

Y Facebook me presenta todos los días una lista de noticias y conversaciones que cree que me gustarán, y deliberadamente me oculta las conversaciones y las noticias que cree que no me interesan.

¿Qué opinan aquellos que no están en mis contactos? ¿De qué hablan mis amigos de Facebook que no comparten mis creencias y convicciones? No lo sé. Facebook no me lo muestra.

¿Y la radio? ¿Qué sabe de mí? ¿Qué me da?

La radio tiene un poder único. Cuando escucho radio, escucho a personas que comparten mis mismos intereses. Viven en el mismo lugar y les gusta la misma música que a mí.

Pero soy yo quien elijo qué escuchar. Debido a que no es ultra personalizada, como Google y Facebook, la radio puede ayudar a las personas a ver las dos caras de la moneda en una conversación o un debate.

La radio puede ayudar a las personas a descubrir historias que de otro modo no sería posible, porque los algoritmos de Facebook y Google las han escondido.

La radio ayuda a conectar a las personas y, en lugar de polarizar, ayuda a que la gente se entienda el mundo en que vivimos, ayuda a la comprensión de los hechos y busca la armonía.

La radio es increíblemente única y poderosa.

Cuando se usa correctamente, la radio puede unirnos, como comunidades, como naciones, como personas.

La radio puede ayudar a nuestra audiencia a sentirse incluida en su comunidad y en su mundo, y puede tener muchos efectos positivos en cuanto a inclusión social y comprensión de nuestros semejantes.

Mi artículo de hoy, como usted se habrá dado cuenta, es simplemente para recordar el poder que todos quienes trabajamos en este medio tenemos en nuestras manos y en nuestras gargantas.

Ese es el verdadero poder de la radio.

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Nota: Artículo inspirado en una nota publicada por James Cridland, quien se hace llamar «Futurólogo de la radio».

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