Creo en la radio de hoy

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Voces apocalípticas presagian el pronto final de la radio…

Tengo 65 años. Todos los días veo gente de la vieja guardia hablando de «lo buena que era la radio antes«, de las grandes voces, de las radionovelas, de las épicas transmisiones deportivas y de lo mala que es la radio de hoy.

Es gente que sigue poniendo fotos de radios viejos, viviendo del pasado… pero es que la radio de hoy no puede ser igual a la de antes:

  • Había radionovelas porque solo había uno o dos canales de televisión. Obviamente no había televisión por cable. Ni siquiera canales regionales…
  • Había grandes transmisiones deportivas en la radio colombiana, ya que la televisión pública estaba repartida en concesiones, y los programadores no cedían sus espacios para transmitirlas. No había televisión privada.
  • Había grandes noticieros, radioperiódicos y coberturas periodísticas en radio porque la legislación colombiana de televisión solo permitía 3 noticieros al día, de media hora cada uno, y en horarios fijos, inamovibles. De hecho, no era posible pasar ‘flashes’ informativos. La radio, en cambio, siempre estuvo presente en los grandes acontecimientos.
  • No existía internet, ni teléfonos celulares, ni intercambio de archivos, ni redes sociales.
  • Había pocas emisoras musicales y era posible tener canciones ‘exclusivas’, pues era el único medio por el cual la gente se enteraba de las novedades.
  • Los oyentes dependían de la radio para enterarse de las noticias de sus artistas favoritos. Hoy la información está en todas partes.
  • Y la diferencia más importante: Anteriormente, al igual que en la música y en los demás medios, el talento era lo que primaba. Hoy es el Mercadeo.

Era un mundo muy distinto. Hoy en día la radio tiene que ser diferente a la de antaño, queramos o no, porque así se comporta el mercado, situación que no creo que en los próximos días vaya a cambiar. Pero esto lo viven la Radio y los demás medios tradicionales también.

La radio ha evolucionado. No puede ser igual a la de hace 50 años. Ni siquiera a la de hace 20. Lo que antes gustaba, a las nuevas generaciones les suena anticuado, pasado de moda. Hay un nuevo lenguaje, más cercano.

La gente de hoy se divierte, se entretiene y se informa de manera diferente, y la radio debe adaptarse a esos nuevos estilos de vida. La radio es dinámica, debe cambiar, transformarse.

Basándonos en las cifras que entregan las empresas especializadas en investigación de mercados podemos decir que la radio está viva, muy viva. A pesar de los embates de las nuevas plataformas y medios electrónicos, la radio sigue teniendo una penetración altísima.

En Colombia, 3 de cada 4 personas escucharon radio ayer. ¡Y esto sí es algo para celebrar!

Pueden poner en duda los resultados de las investigaciones, pero al fin y al cabo son mediciones científicas, es el papel moneda con el que se mueve y se ha movido la industria desde hace mucho tiempo, y no hay estudios que demuestren lo contrario.

Malos locutores han existido desde que se inició la radio. La payola existe desde hace muchos años, en Colombia y en el resto del mundo. Estos no son problemas de ahora y hay que seguir combatiéndolos.

He trabajado en las 2 grandes cadenas de Radio. He manejado más talento que cualquier persona en el medio, y he tenido a mi cargo gente con la camiseta puesta, con ganas de hacer radio y de aprender. Gente con mucho talento.

Y puedo asegurar que muchos, la mayoría, no son ‘payoleros’. Y no creo que se sientan idiotas por no recibir la maldita payola. Simplemente disfrutan haciendo radio, como la hemos hecho tantos a lo largo de la historia.

Y para quienes crean que la vivencia de quienes hacen radio está cargada de pocas satisfacciones, les pregunto: ¿cómo explicar que haya gente que madrugue para estar a las 5 de la mañana al aire, trabajar 8 horas diarias, asistir a eventos, remotos y otras transmisiones, sacrificar los fines de semana y a veces ‘doblarse’ en el turno, para ganarse un salario mínimo?

Hace unos años, Alejandro Marín, excelente radiodifusor, director de La X y La 92 en Bogotá, dijo:

«Las generaciones de hoy en día que dicen amar la radio tienen ahora una responsabilidad mucho más grande: deben demostrarle al público que sus voces van más allá de la hora y la mención comercial; deben convencernos que sus compañías valen la pena con contenidos preparados, estratégicamente planeados”.

Y continuó: “Deben aprender a libretearse, a seguir el guion de sus pasiones personales con rigor, a hacer agendas de contactos, a compartir sus vivencias, a no quedarse callados, a usar las redes sociales para perpetuar el mensaje de sus voces y propagar con disciplina el mensaje de libertad que en los oídos de la esclavizada humanidad representa nuestra señal.»

Y tiene toda la razón.

Celebremos la Radio. Sigue siendo un medio vital, poderoso, ubicuo, gratuito, portátil, fácil de usar…, porque como decía La Mega en sus inicios, “todo tiempo futuro será mejor”.

 

 

 

 

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