¿Quién será la persona más importante de la radio en el futuro?

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El futuro de la radio pertenece al Productor

A pesar de los ataques que recibe de manera permanente la radio por las diferentes plataformas tecnológicas, este medio ha logrado no sólo mantenerse en el gusto del público sino que en países como Estados Unidos e Inglaterra han logrado mantener o aumentar sus índices de audiencia.

Así lo demuestran reportes recientes de las firmas de investigación de mercados Nielsen, americana, y RAJAR, británica.

Sin embargo el ataque continuará, y ante tantas opciones la radio tendrá que cambiar su forma de presentar sus contenidos. Y ese cambio comienza por los locutores y presentadores de programas.

El futuro de la radio y, por ende, de quienes trabajamos en ella, dependerá de entender que los oyentes tienen demasiadas opciones y que tienen poco tiempo para repartir entre todas ellas.

Cualquier error de nuestra parte hará que dejen de escucharnos, y lo más probable no es ni siquiera que se vayan a otra emisora sino a otra plataforma. Por esta razón, muchos consideran que el futuro de la radio, hablada y musical, está en la Producción.

En julio de 1983, un disc-jockey llamado Scott Shannon lanzó en Nueva York un programa llamado «The Morning Zoo» en la estación Z-100. En sólo 74 días, esa desconocida emisora pasó del último lugar de las mediciones de audiencia al primer lugar, impulsada por ese programa.

Su éxito fue tan grande que numerosas emisoras de todos los Estados Unidos copiaron el formato, y de esta forma los tradicionales ‘morning shows’ se convirtieron en un elemento obligado de cualquier emisora musical.

Una de mis mejores experiencias en radio fue la de haber podido asistir a la emisión en vivo de este programa en mayo de 1988. Allí aprendí que Shannon llegaba a trabajar a las 4 de la mañana, 2 horas antes de iniciar el programa, con una libreta en la que tenía apuntes y recortes de prensa y revistas, con notas interesantes y divertidas que había recogido desde el día anterior.

Y llegaba a esa hora para tener tiempo de actualizar cualquier información y organizar una escaleta de forma que tuviera material suficiente para compartir con los oyentes a lo largo del programa.

De la misma forma, hablaba con JR Nelson, su productor de audio, para pregrabar segmentos que serían emitidos más adelante, ya fueran efectos de sonido, segmentos de canciones, clips de entrevistas y canciones, y elementos de humor y comedia.

Pero también, en pleno programa y mientras sonaban un par de canciones, practicaba con el comediante John Rio las rutinas chistosas de su personaje Mr. Leonard. Los dos hacían el segmento de humor con los micrófonos apagados, como si estuvieran en vivo, y Shannon le explicaba con cuidado a Rio cuál debía ser la intención de la voz, le corregía algún problema y le decía exactamente dónde terminaba el chiste.

En pocas palabras, todo estaba fríamente calculado antes de salir al aire.

Más tarde, en 2007, tuve la oportunidad de asistir a «Anda Ya», el ‘Morning Show’ de Los 40 Principales en España. Un equipo se encargaba de sacar al aire este programa, entre ellos los productores y un jefe de piso, que se encargaba de proporcionar para cada sección los textos impresos y los libretos de lo que debían decir al aire.

Los encargados de cada sección (deportes, entretenimiento, noticias, estado del tiempo y clima) iban entrando a la mesa de trabajo sólo cuando les tocaba. Apenas terminaban sus intervenciones salían, y quedaban en la mesa el conductor y sus dos copresentadores.

Una persona se encargaba de atender los teléfonos. Recibía las llamadas de los oyentes y los “calibraba”. Si sentía que ese oyente tenía algo interesante o divertido para aportar al programa lo dejaba listo para salir al aire y le pasaba al jefe de piso el nombre de esa persona y una breve reseña de lo que iba a decir al aire.

De la misma forma, si la persona que llamaba no era entretenida o no era capaz de hablar de manera fluida, o si la calidad de la llamada no estaba buena, despedía al oyente de una manera amable. De esta forma, solo las mejores llamadas salían al aire en el programa, luego de este proceso de filtrado.

En otra historia, un colega de radio colombiano llamado Jairo Ossa, fallecido un par de años atrás, me dio una lección de producción cuando nos invitaron a México a entrevistar a Alejandro Fernández.

Mientras yo había leído todo acerca de su vida y sus éxitos para hacer una buena entrevista, Jairo tuvo una aproximación diferente. Cuando llegó su turno vi que se acercó al cantante y le entregó un papel con unas frases escritas a mano.

Cuando le entregó el papel, el cantante sonrió y comenzó a grabar las frases que le habían entregado. Realmente estaba haciendo como si estuviera respondiendo el teléfono de Amor Estéreo. Decía: “¿Aló? ¿Quién llama? ¿Cómo estás? ¿Qué estás haciendo en este momento? ¿Te gustan mis canciones? ¿Cuál de ellas te gustaría escuchar?”.

Como esas había varias frases, que el cantante grabó sin problemas. La idea de Jairo era utilizar esas grabaciones más adelante en Bogotá, en uno de sus programas de complacencias, simulando que el artista se encontraba en cabina atendiendo las llamadas de los oyentes.

Como éstas, Jairo había grabado ya virios saludos y frases de otros reconocidos cantantes, y los oyentes realmente creían que eran sus cantantes favoritos quienes habían respondido sus llamadas a la emisora.

Por su parte, desde hace muchos años las principales cadenas de televisión estadounidenses tienen sus ‘Talk Shows’ tarde en la noche. Se les conoce como ‘Late Shows’, y sus presentadores son los más reconocidos por la audiencia. Gente como Johnny Carson, David Letterman, Jay Leno, Arsenio Hall y Conan O’Brien, entre otros, fueron pioneros de este formato

Hoy en día, Stephen Colbert, Jimmy Fallon, James Corden y Jimmy Kimmel se disputan las grandes audiencias de la noche.

Al igual que en los demás programas, «¡Jimmy Kimmel en vivo!» no se transmite en vivo, aunque el título diga lo contrario. Realmente, este programa se graba en horas de la tarde. En este y los otros programas, habitualmente presentan entrevistas con las celebridades más famosas del mundo.

¿Y cómo lo hacen?

Para comenzar, uno de los productores del programa contactará a un invitado unas semanas antes de la fecha de emisión y le preguntará qué temas le gustaría discutir en su entrevista. El productor revisa la lista de temas con Kimmel, luego llama al invitado con la lista de preguntas que Kimmel podría hacerle para que pueda prepararse.

En muchos casos, la primera vez que el invitado se encuentra con Kimmel en persona es unos minutos antes del inicio de la grabación, solo para asegurarse de que estén de acuerdo acerca de lo que van a hablar.

Este procedimiento altamente orquestado, al igual que el de Scott Shannon y ‘Anda Ya’ de Los 40 Principales, crea lo que parece a la audiencia como una conversación espontánea y sin guiones. El invitado está relajado porque tuvieron tiempo para prepararse y encontrar, de pronto,  algunas respuestas divertidas por fuera del libreto.

El éxito de Kimmel, Shannon y Los 40 Principales España, entro otros muchos programas exitosos de radio y televisión, no sería posible sin la preparación del show y las modernas tecnologías de grabación disponibles en la actualidad.

Sobra decir que los presentadores de los tres programas mencionados tienen los mejores sueldos de la radio y la televisión. Y les pagan bien no sólo porque son muy talentosos y divertidos al aire sino porque son organizados y saben exactamente lo que va a pasar en sus programas.

Estudian con cuidado lo que quieren sus oyentes y lo entregan de tal forma que nadie se da cuenta de que todo está libreteado y que, en la realidad, están siguiendo un guion completamente establecido.

Pero lo triste de esto es que muchos de quienes hacen radio hoy en día no se han dado cuenta de la importancia de preparar sus programas. Prefieren «hacer la fácil», abrir un micrófono y ver qué va saliendo, dejando todo al repentismo y confiando plenamente en la capacidad de improvisación de los integrantes del equipo.

Es cierto, a veces pueden salir cosas muy divertidas, pero la verdad es que la mayor parte del tiempo están hablando cosas sin sentido, a la espera que salga un «chispazo». Por esta razón, la mayoría de los programas fallan y espantan a sus oyentes, que piensan que en esa emisora «hablan muchas estupideces».

Y esto cada vez es peor, porque sabemos que la gente tiene muchas formas de entretenerse. Hay demasiadas opciones. Si un oyente escucha algo que no le gusta, simplemente se va a Youtube o a su plataforma de música donde nadie lo va a molestar con comentarios tontos y de relleno.

En su libro “Good To Great”, que podrían traducirse como “De bueno a grandioso”, el autor Jim Collins identifica los factores claves que ayudan a que una empresa “buena” pueda convertirse en una compañía “grandiosa”. Y uno de esos factores claves que menciona es el de la voluntad de adoptar «aceleradores tecnológicos».

Y aquí viene un ejemplo de lo que sucedió en la radio estadounidense a inicios de los años 90, cuando se presentó un fenómeno llamado “Consolidación”. Por esa época, se quitaron las restricciones que no permitían a un solo dueño poseer varias frecuencias en un mismo mercado.

Así salieron los grandes conglomerados radiofónicos como Clear Channel (hoy llamado iHeart Radio), Emmis Broadcasting, Cumulus, Entercom y demás.

Esta ‘consolidación’ llevó a un gran recorte de personal, pues dichas empresas quisieron aprovechar la tecnología para automatizar emisoras y centralizar la producción.

De esta forma era muy normal que una persona que antes dirigía una sola emisora, terminara al frente de 5 o más estaciones en su misma ciudad o en otros mercados.

La reducción de personal era común en ese momento y la mayoría del personal superviviente en muchos mercados tenía una perspectiva bastante débil sobre el futuro de la radio. Pero no para todos.

Se conoce el caso, por ejemplo, de un personaje de radio que tuvo que poner en su oficina todas las computadoras, una para cada emisora, con una silla con ruedas que le permitía moverse de una emisora a la otra mientras realizaba la programación.

Las estaciones tenían una gran cantidad de programación que les llegaban vía satélite, así que lo primero que hizo fue contactar a todos los realizadores de esos programa sindicalizados o pregrabados, y solicitar que le dieran elementos para que cada emisora sonara local.

Cuidadosamente produjo cada programa con ese material localizado para que al aire sonara como si fuera producido en esa ciudad. Incluso pedía que repitieran algunas frases en caso de que no sonaran bien. Para el oyente desprevenido, cada emisora sonaba como si fuera producido localmente.

Luego llegó incluso a pedirles a los locutores que grabaran algunos de los concursos. Por ejemplo, un locutor debería decir, “la llamada número 10 ganará entradas para este concierto”, y el productor realmente se sentaba a responder las llamadas y escoger al ganador.

Como se darán cuenta, no he usado la palabra ‘locutor’ o ‘disc-jockey’ sino ‘productor’. Él estaba «produciendo» sus shows, tal como lo hacen los personajes que mencioné arriba. Y lo mejor: los contenidos eran más entretenidos y atractivos que los que hacían las otras emisoras de la ciudad.

Lo que perjudica a la radio no es la tecnología. El hecho de que la locución, la entrevista o una sección sean grabadas no perjudica a la emisora si se produce correctamente.

Jimmy Kimmel no se queja de que por ser grabado su programa no sea espontáneo; por el contrario, le da la bienvenida a la tecnología porque reconoce que le da una ventaja competitiva. Él sabe que su éxito depende del uso de la tecnología para producir el contenido más entretenido posible.

Necesitamos pensar como lo hacen los profesionales. Dejar de lado la improvisación y trabajar más en la preproducción de los contenidos, no solo en los programas sino en los turnos de los locutores.

Todo esto sin perder la frescura y dejando espacio para salirse del camino cuando se presente la oportunidad.

Porque si no trabajamos de esta forma, llegará el momento en que el oyente se cansará de oír locutores que sólo saben decir frases de cajón que no aportan nada a la música. Y sólo sobrevivirán al aire quienes tengan algo interesante que decir, corto y bien producido.

Conclusión

El futuro de la radio, probablemente, no será el de los disc-jockeys o locutores sino de los Productores, esas pe5rsonas que son capaces de entender que el valor de entretenimiento de un programa es la suma total de todos los elementos de programación.

Abrir Wikipedia o una página de chismes y leer lo que allí dice no es preproducción. Editar ese material y ser capaz de contarlo con sus propias palabras, añadiendo elementos de producción que lo conviertan en una experiencia diferente y entretenida es donde está el secreto.

Prepara el material de un programa toma horas, no minutos. Una computadora en lugar de ser su enemiga se convierte en su herramienta esencial para maximizar su potencial creativo y ayudarle a crear, corregir y producir un producto más entretenido.

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