¡Locutor, cuida tu voz!

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Sigue estos tips e incluso mejora tu voz.

A continuación compartimos una serie de tips y consejos para locutores de distintos ámbitos, con lo que evitarán arruinar su voz antes o durante una transmisión o una sesión de grabación, ya que es muy común estar expuesto a descuidos que permiten que esto pase.

La voz es un instrumento maravilloso, pero también muy frágil, al cual solemos descuidar, utilizar de más y no darle un tratamiento adecuado, ya que pensamos que no estamos expuestos a nada, cuando es todo lo contrario, pues utilizamos la voz en muchas áreas en nuestra vida social, en el ocio y también en el ámbito laboral.

A continuación compartimos una serie de hábitos que debemos evitar para que no se afecte nuestra voz en la locución profesional. Recuerden, su voz es una sola, si no la cuidan hoy en poco tiempo pueden verla afectada en un gran porcentaje.

Fumar. El cigarrillo presenta básicamente el inconveniente de la irritación y la disminución de la capacidad pulmonar. Al verse los pulmones llenos de impureza, el cuerpo sabiamente genera un mecanismo de limpieza que es la tos.

Todos hemos visto a un fumador con esa tos crónica que hace que la laringe y cuerdas vocales se irriten.

Por otro lado el cigarrillo genera edema, lo que es lo mismo que hinchazón, es decir retención de fluido en el tejido. Es por eso que escuchamos al fumador –hombre y mujer– hablar con esa voz pesada, justamente porque sus cuerdas vocales se han hecho más pesadas, lo cual altera el tono y agilidad.

Café y bebidas carbonatadas (refrescos, soda). Muchos profesionales de la voz consideran a la cafeína un tabú, ya que reseca la garganta y afecta la voz, principalmente porque es astringente, es decir, resume los líquidos lentamente. Por eso es importante recordar que muchas bebidas de refresco o energizantes se elaboran con cafeína.

Lácteos. De todas las comidas que puedas ingerir en tu vida, nada te va a generar tanta mucosidad como los lácteos. Esto quiere decir flema y mocos. Tú sabes lo incomodo que es trabajar frente al micrófono con un trozo de flema que sientes que te ‘pega’ las cuerdas vocales.

Si quieres evitar lidiar con esa mucosidad, modera tu consumo de lácteos.

Dormir poco. Aquí muchos tenemos que jalarnos las orejas y tomar conciencia de la importancia de descansar. Dormir hace que nuestro cuerpo se repare a sí mismo y las cuerdas vocales entren en posición de descanso. No es secreto que si no duermes bien, al día siguiente tienes la voz diferente, desgarrada y agotada. Así que, a dormir bien, de 7 a 8 horas diarias.

Medio ambiente sucio. Tu organismo es sabio, cuando hay algo de qué deshacerse, éste genera mecanismos de defensa. Las alergias son el mecanismo de defensa de tu cuerpo a agentes que no tolera, uno de ellos es lo que respiras a diario. Si vives en un lugar sucio, eso es lo que respiras y tu cuerpo desarrolla alergias para arrojar y rechazar fuera de tu cuerpo esos agentes indeseables. De igual manera, y en el otro extremo de la balanza, si usas muchos químicos fuertes para aromatizar tu casa también puedes experimentar alergias, pues nuestro cuerpo no resiste sustancias tan agresivas.

Hablar expuesto al ruido. El ruido ambiente perjudica mucho la voz, puesto que nos obliga a hablar a un volumen por encima de ese ruido (como el que hay en discotecas o clubes nocturnos); cuando al ruido se le suma la polución del ambiente (humo) y la irritación interna (alcohol) se obtienen las peores circunstancias para ejercer el habla.

No calentar la voz antes de trabajar. Calentar no es elevar la temperatura de tu cuello. Esto quiero que quede muy claro. Alguna gente piensa: “Aún no me siento caliente” y comienzan a inducir fuerza para sentir de alguna manera que hay un incremento en la temperatura de su cuello y poder dar por hecho su calentamiento. ¡Error! Calentar es solo un término metafórico. Calentar la voz es calibrarla, condicionarla o recordarle la coordinación correcta para enfrentar la actividad que viene.

Es moldear tus cuerdas vocales como si estuvieras jugando con una plastilina. Así éstas comienzan a irrigarse más de sangre y hacemos lo mismo que hace el atleta al ‘calentar’ sus músculos para correr. Es simplemente un hábito sumamente saludable que debes comenzar a inculcar en tu rutina y cuidado de la voz.

No tomar suficiente agua. El agua es el elixir mágico para tu voz, porque tus cuerdas vocales trabajan mejor si están bien hidratadas. La mayoría de los expertos recomiendan beber de 6 a 8 vasos de agua al día. Las cuerdas vocales no necesitan el agua a una temperatura determinada, sin embargo otras partes de tu cuerpo que se encargan de tu sonido, al igual que los músculos y la mucosidad de tu nariz, boca y faringe (o garganta) funcionan mejor a una temperatura determinada. Líquidos muy fríos pueden inhibir la función del músculo, mientras que fluidos muy calientes pueden causar que las membranas mucosas que recubren la garganta se hinchen ligeramente y los músculos se relajen demasiado. Beber agua a temperatura ambiente tiene el mejor efecto en tu voz.

Olvidar tu salud general, ejercicio y una alimentación equilibrada. El buen estado de salud general facilita una mayor resistencia al esfuerzo vocal. La buena salud general y el ejercicio hace que se tenga una mayor capacidad pulmonar y el aire es el elemento energético de la voz.

Sin aire no hay voz.

Forzar la voz en periodos inflamatorios. Cuando hay inflamación de garganta, procesos gripales o catarrales se debe cuidar la voz y reservarla, pues las cuerdas vocales tienen que hacer un sobreesfuerzo y, además, se irrita y se seca más la garganta.

Extra: El mito de las bebidas calientes

Muchas personas piensan que tomar algo caliente antes hablar les calienta la voz. Incluso algo como el ron o el whisky. Pero está demostrado que ninguna bebida ni comida caliente va a calentar tu voz. ¿La razón? Simplemente porque las cuerdas vocales nunca entran en contacto con los alimentos.

Al tragar tu epiglotis se cierra, cerrando la tráquea de tal forma que los alimentos no se vayan a tus pulmones y por el contrario bajen por tu esófago al estómago.

Tus cuerdas vocales yacen en la parte superior de la tráquea y por tanto nunca entran en contacto con la comida. Así de sencillo, es una imposibilidad anatómica que solamente sucede accidentalmente cuando “se nos va la comida por el camino viejo” y comenzamos a toser.

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