La Ventana Ciega: ¡Después del periodista…a sellar el pozo!

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Cuántos más se necesitan? ¿Cuántos periodistas muertos, atacados, asaltados, vejados o reprimidos se necesitan para que las autoridades del Estado comiencen a creer que todo este ambiente de guerra sucede en este país y no en el Oriente Medio?

Es cierto que el Presidente Enrique Peña Nieto ha echado a andar un andamiaje nacional de protección para los periodistas que realizamos día con día nuestra labor, pero también es cierto que no parecen bajar los números de periodistas y defensores de derechos humanos agredidos en los diferentes estados de nuestro país.

En realidad la que les voy a dar es una buena noticia; sin embargo, me parece que es una reacción… sí, es una reacción, más que una acción, a resultas de los muchos eventos violentos que han atajado a los reporteros, periodistas y locutores en el estado de Guerrero. Ahí les va:

El pasado 24 de mayo, en Casa Guerrero, el Gobernador Héctor Astudillo Flores, encabezó una reunión con integrantes de su gabinete e instaló una mesa institucional para dar a conocer las acciones que podrá en marcha el Estado para proteger la libertad de expresión y a periodistas y defensores de derechos humanos.

De esta manera, y en el contexto del día en que se conmemora la libertad de expresión en México, o sea, ayer 7 de junio, el estado de Guerrero se convertirá en uno de los primeros que está estableciendo una fiscalía local para el esclarecimiento de delitos contra periodistas y contra defensores de los derechos humanos, suceso que todos tendremos en cuenta se debió a que el pasado lunes 5 de julio un grupo de comunicadores se apostó frente al Gobernador Héctor Astudillo Flores para exigir justicia por la agresión que habría sufrido la locutora de RTG, Marcela de Jesús Natalia, en Ometepec, así como el asalto que sufrieron siete periodistas en Tierra Caliente y, por si fuera poco, por los homicidios de sus compañeros Cecilio Pineda en Ciudad Altamirano y Francisco Pacheco en Taxco, por lo que Astudillo Flores designó a la abogada Rigoberta Román Orea, como nueva Fiscal Especializada para la Atención a Periodistas y anunció la implementación de un teléfono de atención a Periodistas ligado al C4, así como la creación de un mapa de riesgo y la creación de un listado de periodistas en riesgo.

Yo no sé los demás, pero a mí estas noticias me dan gusto porque significan que las autoridades están tomando conciencia de la violencia que conlleva a la sociedad el que los periodistas sean agredidos, pero me dan también sensaciones encontradas, pues es un poco como el dicho: después del niño ahogado, a tapar el pozo… Lo que quiere decir que los niños al borde del ahogo seguirán yéndose de carita al agua…

Quizá lo que da comezón y rasquiña en la piel es que México con 426 agresiones a periodistas y 20 periodistas muertos y graves en lo que va de este año esté viéndose obligado a capacitar a los informadores exactamente igual que a aquellos colegas que están asignados a zona de guerra.

De hecho, lo entendible aquí es que el periodista se encuentra en zona de guerra contra su persona en México.

Astudillo asevera, con mucha agudeza, que ellos no han fomentado la violencia que se ha desatado en el estado de Guerrero, y tiene razón; sin embargo, pues hay una tarea de autorreconocimiento pendiente de parte de todos los actores sociales y políticos del país, y es la de asumir que las condiciones de los derechos humanos en la libertad de expresión aún están muy rebasados, pero además no se está logrando un desarrollo armónico de la vida social, de esta vida social que es justo el tema de trabajo de los periodistas.

Si que es de alabar al gobierno de Guerrero que ya se está poniendo las pilas, pero la cosa no es sólo institucionalizar una mesa de fiscalización en protección de los periodistas, hace falta que todos, todos, tomáramos más conciencia de que una vida dañada, vejada o acallada, sea quien sea el individuo, es una pérdida de un cercano, de un mexicano o mexicana.

Que bien que también ya Radio UNAM tiene a Guillermo Montemayor como ombudsman de los medios y que en el contexto de sus ochenta años de existencia la radio universitaria nos dé muestra de equidad y respeto hacia las audiencias.

¡Bueno eso, eso digo yo!

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